martes, noviembre 28, 2006

Otra dalia

En el jardín de casa de mis papás
sigue mi dalia.
Yo creo que le gusta que escriba de ella,
porque aunque visito poco a mi madre,
siempre que voy
está llena de sus flores rojas, blancas y combinadas.
Mi dalia ha sido mi compañera ya por muchos años.
Como planta que es, seguramente un día me encontraré
con la sorpresa de que un año ya no tuvo mas retoños.
Antes me hubiera entristecido.
Hoy, el recuerdo de su belleza se me ha quedado en el corazón.
Además,
he encontrado otra dalia, en un lugar que nunca hubiera pensado.
Ahora está triste, no estoy seguro si por un recuerdo, una soledad, o un desencuentro; es como cuando a mi flor la podaban en iniverno, y quedaban solo sus tallos.
Estoy seguro que, al igual que mi otra dalia, dentro poco dará sus flores, más hermosas que nunca, y mostrará toda su belleza.

viernes, noviembre 03, 2006

a la cruda ácida

Aire comprimido, reprimido,
que te atoras en lo más hondo, y no sales;
ni con un eructo,
ni con un suspiro;
ni con un grito,
ni con nada.
Ardes, quemas, deshaces.
Ay,
cómo quisiera que te fueras,
pero que esta vez, de paso,
logres que esa sensación de alivio que produces
cuando te largas, sea para siempre